¡Seamos como Jacob… no como Esaú!

  • Amé a Jacob y a Esaú aborrecí     (Romanos 9:13RVR)

  • El Señor dice: «Yo los amo a ustedes.» Pero ustedes responden: «¿Cómo sabemos que nos amas?»

          El Señor contesta: «Yo los amo por la misma razón que, siendo hermanos Esaú y Jacob, amé a Jacob” Malaquías‬ ‭1‬:‭2‬ ‭DHHS9

     Esta asombrosa declaración Dios la hizo a Israel a través del profeta Malaquias.

     Es interesante ver cómo Dios de manera consistente se autoproclama el Dios de Abraham, Isaac y de Jacob.

Mucho hemos escuchado de Jacob, de la historia del “robo” que realizó de la bendición de la primogenitura que le correspondía recibir a su hermano Esaú y todo el engaño que realizó.

     Sin embargo, de manera clara, la Biblia declara que Jacob no robó la bendición de la primogenitura; sino que Esaú se la VENDIÓ a Jacob su hermano por un plato de comida.

     Fue una transacción de compra venta (Hebreos 12:16) Curiosamente no vemos en ningún lugar de la Biblia algún señalamiento negativo hacia Jacob sobre este suceso; todo lo contrario.

     Por ejemplo, vemos que aún su padre Isaac, luego de enterarse que Esaú vendió la bendición del primogénito por un plato de comida, bendijo nuevamente a Jacob rarificando así la transacción de compra venta.

     Y más asombroso aún es que esta segunda bendición que Jacob recibe de parte de Isaac fue delante de Esaú su hermano, para que no quedara duda alguna de que Isaac como padre estaba bendiciendo a Jacob de manera consiente y sin engaño alguno con la bendición Abrahámica, o sea con la bendición del primogénito. (Génesis 28:3-4)

     Pero volvamos a Malaquías 1:2. ¿Por cuáles razones Dios amó a Jacob y aborreció a su hermano Esaú?

Algunas razones son las siguientes:

1- Esaú menospreció lo sagrado, lo valioso.

Esaú era un hombre que menospreciaba aquello que Dios le daba valor e importancia. Menospreciar es otorgar un PRECIO MENOR a algo muy valioso; otorgar menos valía a algo de alta estima.

  • Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura. Génesis‬ ‭25‬:‭34‬ ‭RVR1960‬‬

2- Esaú no estuvo dispuesto a servir a Dios.

Dios hizo una declaración asombrosa a Israel a través del profeta Ezequiel que nos revela algo más a cerca de Esaú.

Por eso yo, el Dios de Israel, afirmo: “Ahora los israelitas viven prisioneros entre las naciones, pero yo volveré a reunirlos y los llevaré de nuevo a su tierra.

Yo prometí dársela a Jacob, su antepasado, pues él siempre estuvo a mi servicio.” Ezequiel‬ ‭28‬:‭25‬ ‭TLA‬‬

Note cómo Dios hace alusión a Jacob y Esaú, NO de manera simbólica llamando a la nación de Isrrael Jacob y a Esaú representando a las naciones paginas. No. Aquí Dios literalmente está hablando de los hermanos Jacob y Esaú.

Esaú y Jacob eran diametralmente opuestos. Mirando a uno de ellos podemos saber cómo era el otro, y viceversa. Esto significa que si Dios llama a Jacob una persona que SIEMPRE estuvo dispuesto a servirle Esaú era todo lo contrario.

Jacob capturó la atención de Dios porque siempre estuvo dispuesto a servirle. NO así Esaú.

3- Esaú fue un FORNICARIO

     Esaú cedió lo duradero, lo eterno y valioso por el placer temporero.

Esta declaración es muy fuerte, pero no deja de ser cierta y lamentable. La Biblia declara de Esaú:

     “(No seamos),… no sea que haya algún fornicario o profano como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.

Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.” Hebreos‬ ‭12‬:‭16‬ ‭RVR1960‬

     En el relato de Génesis nunca vemos a Esaú sosteniendo relaciones sexuales de manera impropia como normalmente vemos la fornicación. Sin embargo en Hebreos 12:16 declara que Esaú fornicó y fue profano al vender su bendición divina por un rato de placer carnal (deleite temporero de la comida). Esaú cedió lo santo, lo eterno y lo sagrado por un deleite temporero; y Dios lo llamó en fornicario.

     La Biblia declara que Dios no se avergüenza de llamarse Dios de Jacob. Miremos nuestros corazones, pidámosle al Espíritu Santo que nos revele cómo estamos delante de él.

     Procuremos honrar y cuidar lo sagrado, procuremos tener siempre un corazón servidor de Dios y cuidemos de no ser profanos y fornicarios; o sea procuremos no ceder lo sagrado y eterno por un momento de placer temporero como hizo Esaú.

     Jacob está lejos de ser un hombre perfecto, pero estaba cerca, muy cerca del corazón de Dios.

     Que en este día Dios pueda decir de nosotros: Doy el Dios tuyo, y no me avergüenzo de llamarme tu Dios.

Omar Santiago Sepúlveda

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